Italiano (Italian) Español (Spanish) English Français (French)

News

 

Economia - Enrico Longo

EL ROL DE LOS BANCOS EN LA DESIGUALDAD Y UN FUTURO SIN INTERESES

Enrico Longo

Son tantos los argumentos y las críticas que se podrían hacer a nuestro sistema económico: las multinacionales, el tema del trabajo, la explotación, etc. que no alcanzaría todo el Simposio para tratarlos. Veamos entonces aquello que es la causa de todo: el sistema bancario.

Bien, intentemos descubrir el secreto financiero mejor guardado. Partamos de un pequeño ejemplo.

Hemos juntado un poco de dinero y decidimos confiarlo a un fondo de inversión, a un experto, ¡y le pagamos por adelantado comisiones altas! Lo primero que hará el gestor con nuestro dinero será comprarse un lindo Porche de última generación (si gastara su propio dinero, quizás sería más cauteloso).

Correcto… pero se está ocupando de nuestros ahorros, pensamos. ¿Pero en serio está trabajando para hacernos ricos? En realidad, los gestores de fondos casi nunca logran derrotar el índice[1]. Pierden dinero más o menos como lo habríamos hecho nosotros si hubiéramos jugado en la bolsa personalmente. Pero que pierda o gane, para el gestor es lo mismo. Y este es el punto: ¡él siempre gana! Anticipadamente. ¡El dinero es nuestro y la ganancia es suya!

¿Qué podemos hacer entonces? ¿Dejamos el dinero en la cuenta corriente del banco, así al menos no corremos riesgos y se conserva líquido?

Pero el engaño comienza precisamente aquí: en el banco.

Depositamos nuestros 100 euros y ¡el banco nos hace creer que están seguros! Y en cambio los presta. Porque está obligado a tener de encaje solo el 10%, confiando en el hecho de que no todos los ahorradores retirarán sus depósitos al mismo tiempo. Presta nuestro dinero a cualquier empresario, pero seguro, porque han evaluado, se han informado, no son desprevenidos. U otorga un mutuo. Todo con nuestro dinero. ¡El banco nunca presta dinero propio!

Pero eso no es nada. Nosotros pensamos que la ganancia del banco es el famoso spread: el banco nos paga una tasa pasiva del 1% sobre el depósito y cobra una activa del 7% o del 10% sobre el préstamo.

¿Tal difencia constituye, por lo tanto, la ganancia del banco? Error, gana  mucho más.

Con mis 100 euros el banco puede crear entre 10 y 20 préstamos de 100 euros cada uno, o crea moneda por mil o dos mil euros. Dinero que no posee. Todo este dinero nuevo no es más que anotaciones contables, moneda-crédito, moneda creada de la nada[2].

Veamos. Como ya se ha dicho, de 100 euros el banco está obligado a tener en forma líquida el 10%, y así, de ellos presta 90 al Sr. A. El Sr. A recibe 90 euros que, tarde o temprano, depositará en su propia cuenta. El banco tendrá nuevamente el 10% en forma líquida y prestará los 81 euros de diferencia al Sr. B… y así sucesivamente. Con un simple cálculo matemático, descubrimos que el banco alcanza a prestar, partiendo de 100, hasta 900 euros, sobre los que ganará intereses de hasta el 10%: ¡muchísimo dinero!

El Banco Central sabe muy bien que cotidianamente se mueve como máximo el 10% de todos los depósitos porque los ahorradores lo retiran o los deudores lo depositan.

Resumamos: el banco gana de manera desproporcionada sobre dinero que el 10% es nuestro, y el 90% no existe. ¡Son genios!

Es dinero falso, vacío. Pero el dinero, aun falso, rige el mundo. Las empresas deben producir para pagar los intereses, nosotros debemos comprar, no lo logramos, y nos endeudamos.

Aunque no tomemos dinero en préstamo, sin saberlo, pagamos intereses[3]: un empresario que se ha endeudado para producir, ¡trasladará el costo de la deuda a los precios de venta! Simple.

En promedio, el 50% de los precios de los bienes y servicios se compone de intereses (en la Edad Media se pagaba solamente la décima). En otras palabras, lo que compramos podría costarnos la mitad si, por ejemplo, las empresas se autofinanciaran, creciendo solo por necesidades reales, suyas y de los consumidores.

Se calcula que el 80% de las familias paga más intereses de lo que recibe, y solo el último 10%, los dueños del capital, recibe más de lo que paga. Intentemos hacer una cuenta rápida, común a todos: ¿cuánto de intereses han pagado o están pagando sobre el mutuo, y cuánto reciben por sus depósitos en el banco?

Esta es la razón profunda de por qué los ricos son cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres, tanto individuos como Estados.

Y mientras tanto nos dejamos engañar por promesas de tasas del 3%, del 6% e incluso del 12%. Creemos en ello, y el banco sabe que nos está engañando. No olvidemos que los diarios económicos son propiedad de los bancos.

Así vemos la zanahoria y nunca el bastón. A causa del endeudamiento, las empresas están obligadas a crecer, no para satisfacer crecientes necesidades reales,  sino para pagar los intereses. Por eso, cuando estamos saturados de mercaderías y disminuimos las adquisiciones, todos compran valores financieros, cuyo precio sube por el solo hecho de que todos compran. Luego, la burbuja financiera estalla y, una vez más, el dinero evaporado es nuestro, no de los bancos.

Veamos ahora, técnicamente, cómo sucede e intentemos dar un salto, ir a la fuente… al lugar donde se crea el dinero y se comienza a generar intereses.

Con sus 100 euros, el banco presta al sector industrial diez veces más. Presta dinero que no tiene, creado de la nada, y lucra con los intereses. El banco anota los nuevos 1000 euros como activo, porque gana los intereses, y también como pasivo, porque ahora la moneda-crédito está en circulación y el empresario endeudado emitirá cheques sobre aquel crédito, que tarde o temprano, serán cobrados: el deudor, con sus depósitos periódicos, sirve a la deuda.

Cuando el deudor no puede pagar, el banco debe registrar una pérdida. Pero no es una gran tragedia (recuerden que el 90% de ese dinero era una simple escritura contable, y el restante 10% era nuestro).

Pero también, parece que el banco pierde un poco. Si ahora falta una suma de la columna de los pasivos, el banco deberá retocar también su activo (activo y pasivo deben siempre coincidir), y lo hará sacando dinero del capital propio.

Si esta situación se multiplicara, el problema comenzaría a ser serio. Una cantidad excesiva de deuda insoluta, no cobrada, haría quebrar a un banco.

¡Pero no teman! El banco estará a salvo… para esto existe el Banco Central, prestador en última instancia. A nosotros nos dicen que interviene para salvar el dinero de los ahorradores, pero el hecho es que el banco sabe que no se le permitirá quebrar.

Ahora debemos aclarar algo: ¡la mayor parte de la deuda no la poseen los privados pequeños, que normalmente devuelven el dinero! Los principales deudores, además de las grandes empresas,  son los Estados! Los Estados son insolventes por naturaleza.

El Estado necesita dinero para cubrir los gastos, pero no puede crear moneda. ¿Y a quién se lo pide? ¡Al Banco Central! El Estado debe emitir Bonos del Tesoro, entregarlos al Banco Central, que, en contrapartida, emitirá moneda por el valor de los títulos, ¡que como sabemos prevén un interés!

Para el Estado sería posible emitir directamente moneda libre de intereses, pero, en Europa, eso está expresamente prohibido por el tratado de Maastricht, en el artículo 104.

Aquí está el origen de todo. ¡Desde su nacimiento, la moneda genera intereses!

Se comprende ahora que el deudor ideal es, y será, el Estado. El Banco Central presta dinero al Estado adquiriendo BOT [Bono Ordinario del Tesoro] y, al vencimiento, el Estado pagará con la emisión de nuevos BOT: esta es la eterna deuda del Estado.

Bien. Tampoco el Banco Central arriesga demasiado. Anota estos BOT entre sus activos (porque es un crédito y ganará sus intereses) y también abre su correspondiente pasivo del cual el Estado sacará dinero.

Entendámonos, lo que hacen los bancos privados, extraer dinero que no existe, ¡si lo hiciera alguno de nosotros, emitiendo dinero con cheques sin fondos,  terminaría preso!

El Estado comienza en consecuencia a emitir cheques o promesas de pagos para pagar sus gastos. Esta ola de moneda de la nada aumenta la masa monetaria en circulación y esto provoca el aumento de los precios de los bienes y servicios.

Cuando los proveedores y dependientes estatales reciben estos cheques, los depositan en sus propias cuentas y el banco inicia su juego como hemos descripto.

Ahora tenemos dinero creado de la nada por bancos privados que nace de dinero creado de la nada por el Banco Central. ¡Doblemente genial!

¡Y toda esta masa monetaria crea inflación!

Y los intereses que el Estado debe pagarle al Banco Central son precisamente los de la deuda pública, ¡por lo que recorta el gasto público!

¡Y el 94% del Banco Central es de propiedad de los bancos privados!

¡Es para quedarse sin palabras!

¿Qué hacer, entonces?

Tener un Estado que emita moneda, instalar la figura de banco público, imponer una tasa para la posesión de capital en lugar de la facultad de cobrar intereses… tantas han sido y son las propuestas de los economistas, y no solo, a nivel macroeconómico.

Pero si en lo inmediato no tenemos la posibilidad de hacer todo eso, porque este sistema debería rehacerse desde sus fundamentos, podemos comenzar, en cambio, a adquirir en mayor medida productos de Pequeñas y Medianas Empresas (que en promedio tienen menor endeudamiento), recurrir a los mercados sustentables y de los “km 0”, aprender a consumir menos, y a no endeudarnos sino para las “necesidades reales”, aprender a renunciar a lo superfluo.

¡Pero no solamente eso! En Suiza existe desde hace años un banco cooperativo sin fines de lucro, que toma el ahorro y eroga préstamos sin intereses, qua hace circular el dinero de las personas hacia las personas, y todos los clientes son socios y propietarios del banco. Un banco en el que el presidente gana apenas el doble que un empleado, porque no generan beneficios, sino que solo pagan los salarios y los gastos. Un banco que no trabaja con instrumentos financieros. Un banco que financia a los socios en dificultad, solo a las pequeñas realidades productoras locales y a las actividades sin fines de lucro.


[1] Fuente: Il sole 24 ore
[2] Maurice Allais
[3] Margrit Kennedy, Centro de Estudios Hermann Institut Deutschland
Previous page: Ponencias Attigliano  Next page: Ponencias Manantiales