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News

 

Relatores 3. Bloque

Relatores Tercer bloque

Intangibles histórico-sociales que sirven de molde a la sociedad

Relatores que participan del área Cultura

Cervo Volante

Emanuela Fumagalli
Arquitecta, desde 2005 trabaja en ESCo del Sole SRL, siendo hoy socia y ocupándose de la planificación energética urbana, la eficiencia energética y las energías renovables.
En 2003 fundó la asociación voluntaria  “Mundo Sin Guerras” de Milán participando en proyectos de cooperación internacional llevados a cabo por ONLUS Otro Mundo es Posible realizando numerosos viajes a la India, a la región de Tamil Nadu que sufrió los daños del Tsunami.
En 2009 fue Coordinadora Nacional de Italia de la Marcha Mundial por la Paz y la No- Violencia.
Desde 2010 es portavoz de la asociación humanista Mundo sin Guerras y sin Violencia.

Título de la intervención:
Hacia una sociedad verdaderamente humana

Abstract
¿Es posible erradicar de una vez por todas, la maldición de la violencia de las sociedades humanas?
A la luz de la experiencia histórica y cotidiana estamos tentados a decir que no....  pero al mismo tiempo, la reflexión sobre la crisis, la inestabilidad y la transición en las que nos encontramos hoy día nos lleva a ver las cosas de otra manera: el ser humano está todavía atado a una etapa violenta, pero también está cerca de dar un nuevo paso evolutivo hacia un nuevo mundo no-violento.
Desafortunadamente, los cambios relacionados con la crisis pueden estar acompañados por ráfagas de violencia de tipos diversos: las guerras convencionales, los accidentes nucleares, los disturbios sociales, las guerras civiles, las secesiones, el colapso de los sistemas financieros internacionales, la interrupción de los servicios básicos (agua, electricidad, transporte, etc.), el desequilibrio mental y el suicidio. Los intereses de las potencias nucleares, y la locura de grupos violentos que pueden tener acceso a material nuclear de reducidas dimensiones, son algunas de las mayores amenazas de la era moderna.
En este inquietante panorama queda mucho por hacer, no sólo para evitar los acontecimientos que forman parte de la agonía de un mundo deshumanizado, sino también para reunir y unir a las personas de todas las naciones y culturas, que comparten la nueva conciencia que está naciendo.
Como ya ha ocurrido antes en la historia de la humanidad, una nueva civilización se anuncia con el amanecer de una nueva espiritualidad.
Un elemento fundamental de esta nueva espiritualidad es la rebelión contra la violencia y el compromiso de superarla tanto dentro de si mismo como fuera de sí mismo, con una visión en la que el cambio personal y social no se oponen sino que se alimentan y estimulan mutuamente.

 

Antonia Monopoli

Desde los 16 años es una mujer transexual. Es originaria de un pueblo de la provincia de Barletta-Andria-Trani. Desde enero de 2009 cumple el rol de Referente del Sector Trans ALA Milano Onlus (Asociación Nacional de Lucha contra el SIDA), en donde lleva a cabo un servicio de consulta sobre el procedimiento Transexual y Transgénero. Se ocupa de ayudar y de llevar los trámites del delicado tema del cambio de sexo y de la transexualidad. Además, desarrolla actividades de orientación a los servicios de Milán y la Lombardia, en su calidad de secretaria social. Propone actividades de sensibilización, coordinación y colaboración con los diversos servicios presentes en la región. Desde el 2002 milita y lucha activamente contra la discriminación y la transfobia, mostrándose siempre en primera fila.
Es usualmente invitada como relatora en debates, convenciones, reuniones sobre el tema de la transexualidad y transfobia. Colabora como peer educator en un proyecto llamado “Via del Campo di ALA Milano Onlus”, donde tiene a su cargo las distintas dependencias y en particular, la de la prostitución transexual.
Ha participado en la realización de un cortometraje de nombre “Crisálidas”, del director Tinelli, que ha ganado el Festival de Cine de Novara en 2005, y el premio del Tekfestival en 2006.

Título de la intervención
¿Femenino, masculino o pangender?

 

Elie Theofilakis
Fue Director de Estudios de París Dauphine. Su campo es el estudio interdisciplinario (tecnocultura).

 

Emma Viviani
Emma A. Viviani es sociológa de la Universidad de Pisa, especialista en problemáticas de la globalización y el transculturalismo. Desde 1985 desarrolla actividades, como experta en sistemas relacionales, en el área de los Servicios Sociales, instituciones públicas y Tercer Sector.
En su actividad se volcó a profundizar y activar experiencias de grupo en el sector social afectado por problemáticas de menores y de familia. Desde 1996 trabaja en el  Ser. T (Servicio para la toxicodependencia) de Viareggio (Lucca), donde desarrolla con los pacientes un recorrido de recuperación basado sobre una fuerte activación de las relaciones sociales, con la creación de una metodología propia fundada en la autoproyección de los espacios externos e internos de la persona.
En 2005 formó la asociación “Araba Fenice onlus” (“Fundación Ave Fénix”) para la recuperación de los detenidos y ex detenidos con problemas de dependencia. Como integrante de la Asociación Nacional de Sociólogos, realiza actividades de promoción cultural con el Laboratorio Toscano de Sociología, los entes locales y asociaciones de Versilia; colabora con escritos en revistas científicas y periódicos de sociología. Tiene en su haber innumerables publicaciones. También es autora de textos humorísticos y comedias por los que fue varias veces premiada inclusive en el ámbito nacional.
Es coautora del libro Il Parco Sociale La Fenice a Viareggio (“El Parque Social ‘El Fénix’ de Viareggio”) editado por la Fundación Michelucci de Florencia, 2007. Otros de sus trabajos son: Laurea honoris causa (“Doctor Honoris Causa”), Ed. Ibiskos 2008; Una tribù all’ombra delle foglie di coca (“Una tribu a la sombra de las hojas de coca”), Ed. ETS, Pisa 2010.

Título de la intervención:
Ciudad, emarginación, autoproyección: Por una nueva cultura del territorio

ABSTRACT
La marginación se vive no solo como un fenómeno social (e institucional), sino también espacial y cultural, que produce formas de vida originales y creativas, las cuales, si se saben adoptar, pueden convertirse en elementos innovadores en el tejido urbano y propulsores de energías nuevas para la ciudad. La fuerza necesaria para generar un cambio en el espacio social y cultural es notable, y crece lentamente en el ámbito de los micro-fenómenos sociales, a los que la ciudad no siempre les presta atención, ya que se siente resguardada por sus centinelas y fortines, a través del control institucional y la seguridad. Se crea una tensión entre potencias equivalentes: por un lado, la ciudad excluye y rechaza la diversidad, pero por el otro, es precisamente de su resistencia, de las profusas energías de la marginalidad, que la ciudad tendrá garantizada su supervivencia; los guetos neoyorquinos son un ejemplo concreto de ello; así como los barrios de Venezuela. Estos son ejemplos de lugares excluidos que viven al margen de la ciudad “formal”, en un mundo paralelo, conservando las tradiciones africanas y de los pueblos tribales. Son precisamente estos mundos hechos por personajes no aceptados por la ciudad, porque no cumplen con los requisitos para acceder a ella, los que dibujan en el tejido urbano nuevas tramas de vida:  ricas de cultura, de sabores y sonidos diversos; donde se mantienen vivas las tradiciones y las culturas de un pueblo. Estos nuevos elementos, en un principio rechazados, se difundirán lentamente y generarán nuevas modas, como el blues, el jazz, el rap… Usualmente son las generaciones jóvenes las que captan las innovaciones provenientes del mundo de la periferia, de los guetos neoyorquinos, y las que se convierten en mediadoras entre la ciudad institucionalizada y la informal. Construir la ciudad comenzando por los “excluidos” no es una utopía ideal, sino concreta: una necesidad.
Emma Viviani, tras haber dirigido la experiencia del Parque Social El Fénix en Viareggio, en colaboración con la Fundación Michelucci de Florencia y la Universidad de Pisa, traza un recorrido metodológico de autoproyección, tanto de los espacios externos como internos de la persona, en consideración de la sostenibilidad humana, además de la ambiental y social.

 

Relatores que participan del área Espiritualidad

Sergey Nizhnikov
Licenciado en 1989 en Filología y en 1993 en Filosofía en la Universidad de la Amistad entre los Pueblos, Rusia, consigue el doctorado en Historia de la Filosofía con la tesis “Metafísica de la fe en la filosofía rusa”. En la misma universidad comienza su actividad didáctica y, a partir de 2003, es profesor de Historia de la filosofía y filosofía política (dictando el curso “Arquetipos de las culturas filosóficas de Oriente y Occidente” entre otros) en el Departamento de Historia de la Filosofía. Ha recibido fondos para la investigación por parte del Ministerio de la Educación, la Russian Foundation of Humanities y el ISE-Center de Moscú, para desarrollar estudios sobre la interacción intercultural y la globalización y sobre sus aspectos filosóficos y metafísicos. Ha publicado distintos artículos científicos, principalmente sobre el conocimiento espiritual y filosófico y sobre el diálogo cultural entre el Oriente y Occidente. Es además un estudioso de Kant y de su metafísica de la fe. Ha expuesto sus trabajos en congresos internacionales de filosofía en Turquía, Estados Unidos, Rusia, Corea del Sur. Es miembro de la Sociedad Filosófica rusa.

Título de la intervención
Los rasgos del conocimiento espiritual en distintas culturas

ABSTRACT
Aunque parezca que el conocimiento espiritual y sus métodos se diferencian mucho dependiendo del tipo de cultura y tradición existentes, hasta tal punto que resulte imposible encontrar alguna cohesión, el análisis de la cultura y filosofía oriental y occidental, antigua y moderna, lleva hacía la comprensión substancial de la cohesión del concepto de lo espiritual y su conocimiento, que es propio del ser humano y de la humanidad en general. El concepto del conocimiento espiritual se divide en los distintos ramales de su realización. Pero en tan diversos y contradictorios campos como son la filosofía, la religión y el arte se observa su  cohesión interior, la cual representa lo espiritual como tal.
El conocimiento espiritual es el sentido y la forma culminante de la manifestación de la vida humana consciente. No está fuera o por encima de la vida, sino que es su propia substancia, que se abre solamente en el proceso de la transcendencia. La vida subió al nivel espiritual por medio del ser humano para comprenderse a si misma y desde esta autoconciencia llegar a un nuevo salto cualitativo en su desarrollo evolutivo.
El concepto del conocimiento espiritual no se considera como una categoría metafísica (el espíritu), sino que se define como el proceso del conocimiento de si mismo, que lleva al despliegue de la esencia del ser humano. La categoría de la esencia humana es el concepto principal alrededor del cual se estructura todo el variado conjunto de problemas del conocimiento espiritual. En este conocimiento se basa el humanismo como concordancia entre la existencia del ser humano y su esencia.
La rama del conocimiento espiritual pertenece a la esfera del razonamiento, la cual se sitúa por encima de la vida empírica del ser humano. Pero en realidad es su realización, su sentido y su esencia. El concepto del conocimiento espiritual se elabora y se perfecciona dependiendo de la profundidad y capacidad del razonamiento del ser humano en la Historia. La esfera del razonamiento produce además la problemática espiritual – en filosofía se interpreta con conceptos a través del pensamiento, en religión en forma de símbolos e imágenes a través de la fe. Las ideas metafísicas de la filosofía y los símbolos religiosos tienen cohesión espiritual porque las unas y los otros  pertenecen a la esfera del razonamiento, los conceptos principales de la cual son: el concepto de Dios y la categoría de la existencia, o según la filosofía de Aristóteles “de la esencia”. Los conceptos antes mencionados son las correlaciones de la naturaleza humana, su conjunto de problemas y contradicciones reflejan los problemas y contradicciones de la vida del ser humano y su posición en el mundo.
El conocimiento espiritual y el despliegue de la esencia humana llevan hacia el arquetipo espiritual de la humanidad. Este arquetipo reúne dentro de si mismo la Verdad, la Bondad y la Belleza, sintetizados por el Amor. Y además reúne a la religión, la filosofía y el arte como distintas formas del conocimiento espiritual.
Es necesario destacar las principales características del conocimiento espiritual, tales como transcendencia y existencia. En el proceso de la transcendencia el ser humano sale de los límites de su vida personal, amplia los horizontes de la conciencia, abre su inmanencia, pero solo si esto afecta a su propia existencia.
El sentido del fenómeno espiritual, en otras palabras, es la actitud del ser humano hacia su propia vida, su Yo y el mundo en el que vive. El conocimiento espiritual se revela a través de la comprensión por parte del ser humano del sentido de su propia existencia, y expresa su actitud hacia cada momento de su propia vida desde el punto de vista de la Eternidad. Y esta actitud no se induce desde el exterior, sino que resulta ser el fundamento de la vida misma, la esencia inmanente de la cual se abre tras la apertura hacia lo transcendental.

 

Alejandro Volkoff
Ingeniero informático. Co-fundador y presidente del Centro de Estudios Humanistas de Barcelona. Miembro del Equipo Promotor del Centro Mundial de Estudios Humanistas.
Estudioso de la psicología del Nuevo Humanismo por más de 20 años, ha publicado sus conferencias “El Comportamiento Irracional” y “Kant y la Ética Actual” en los volúmenes “Fronteras de la Sinrazón” y “Faros del Pensamiento”, ambos editados por el Liceo Joan Maragall de Filosofía de Cataluña.
Ha desarrollado y coordinado talleres de “trabajo personal” en varios países latinoamericanos, en Europa y en África. Nacido en Argentina, vive actualmente en Barcelona.

Título de la intervención
Raíces espirituales de una cultura no-violenta

Abstract
La nueva civilización que ya se empieza a gestar, y que será la primera civilización planetaria, debe necesariamente tener un signo noviolento para poder constituirse. Este carácter deberá estar plasmado en la organización social, en las relaciones interpersonales y en la búsqueda personal de cada ser humano.
Para que esta nueva civilización pueda surgir, es necesario que sus raíces se nutran de una experiencia espiritual profunda, que por definición será transpersonal, y desde allí se proyecte al conjunto de la sociedad.
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