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Áreas de Trabajo

Conferencia de presentación: La visión sobre el Ser Humano

Esta Conferencia encuadra la actividad del Simposio y describe las diferentes visiones sobre el Ser Humano que se han sustentado a lo largo de la historia y hasta la actualidad. En distintas épocas, fue cada particular visión de lo que era el Ser Humano y su destino, lo que orientó el curso de los acontecimientos sociales y las vidas de los individuos. El Humanismo Universalista, por su parte, tiene una clara y distintiva visión que hoy aporta como fundamento de la Nueva Civilización Planetaria que está naciendo. Pone al Ser Humano como valor central y, partiendo de la experiencia particular –no de la Idea, la Materia, la Sociedad o Dios-, se abre paso hacia la comprensión de los grandes temas de la Conciencia, lo Profundo, la Historia y el Futuro.

 


 

Primer bloque: El conocimiento y su aplicación.

Incluye: 1. Conocimiento. Ética y estética; 2. Ciencia y tecnología.

Desde su origen el hombre tendió a interpretar los fenómenos que ocurrían en su medio ambiente natural y social y en su propia conciencia. Las sociedades y civilizaciones a las que fue dando origen perfeccionaron modos particulares de entender y ampliar cada vez más sus horizontes.

Así fueron discerniendo, nombrando y significando cada elemento del mundo circundante y empleando su bagaje cultural para adaptarse y desarrollarse en su medio. El desarrollo humano estuvo siempre estrechamente vinculado a la capacidad de conocer y de aplicar ese conocimiento.

Desde una mirada perceptual, ingenua y mágica, hasta visiones más abstractas, críticas y fundamentadas; desde el plano horizontal bajo los propios pies hasta la nanotecnología, el hombre parece avanzar en el conocimiento del mundo y de sí mismo. Y ese avance es también una ampliación de los límites desde lo infinitamente pequeño, hasta lo insondable de los espacios siderales.

Hay una estrecha relación, además, entre lo que se conoce y el modo de conocer; y cada uno de esos modos de conocer llega a sus límites y agota sus posibilidades. Eso es precisamente lo que está sucediendo hoy. El modo de conocer y, por lo tanto, lo que se conoce, se han detenido.

De manera que, si una nueva civilización comienza a desplegarse, necesitaremos un nuevo modo de conocer y significar y será imprescindible que tengamos una nueva concepción del ser humano.

Para este nuevo paradigma, el Humanismo Universalista plantea la necesidad de construir conocimiento partiendo de la experiencia inmediata del investigador; no de ideas ni de creencias aceptadas como verdades, como hasta ahora, sino de la propia experiencia humana.

En la base de todo conocimiento y toda acción, el NHU observa y reconoce la estructura conciencia- mundo. Ninguno de estos términos persiste sin el otro. A partir de esa estructura se fundamentan: a) una ética basada en la experiencia interna de lo válido, antes que en una moral externa y convencional; y b) una noción estética vinculada a la experiencia liberadora de lo humano, y no a modas sustentadas por el mercado y la imposición mediática.

Es desde allí que se exige: que no sea sólo el beneficio económico lo que impulse el desarrollo de la ciencia y de la técnica, sino el desarrollo humano, al servicio del cual colocamos prioritariamente a ambas.


Segundo bloque: La organización social y el medio ambiente.

Incluye: 3. Derecho, Política y Economía; 4. Educación y Salud; 5. Medio Ambiente.

Desde las primeras agrupaciones humanas hasta las complejas sociedades actuales, el ser humano ha ido variando su visión respecto a lo permitido y lo prohibido, respecto a los derechos y obligaciones; y ha avanzado del derecho de unos pocos al planteo de los derechos universales.

Pero las conquistas de estos derechos han estado íntimamente ligados al poder y a la capacidad política de los grupos postergados que han luchado para hacer respetar sus derechos y ganar en libertad. Un proceso de tensión-distensión, pero que sin intención, nuevamente accionan y reaccionan, llevándonos a una repetición mecánica de la historia. Será necesario transformar esta repetición histórica de la apropiación indecente de unos pocos en perjuicio de la inmensa mayoría; formulando nuevas normas de convivencia basadas en la cooperación y derogando las leyes que oprimen a la humanidad.

Este proceso a su vez no fue ajeno a los intereses económicos que tales grupos detentaban y que ponían por encima de cualquier cuestión social.

Es decir que Derecho, política y economía forman parte de la estructura básica de la sociedad y habrá que definir que características tendrán en la nueva civilización.

Simultáneamente, se deberá plantear cuál será el rol que deberán tener la salud y la educación en la sociedad futura, dado que ambas articulan la base del desarrollo humano.

Por último, surge también la necesidad de una profunda revisión de los modos de relación del hombre con sus co-habitantes del mundo terrestre: animales, vegetales y minerales. No sólo es necesario revisar a fondo el sistema de relaciones sociales, transformando las relaciones de dominio y competición en relaciones de colaboración y complementación. También es fundamental desarrollar una verdadera conciencia ecológica, en términos de una ecología social que comprenda al ser humano en interrelación constructiva y co-evolutiva con los mundos animal, vegetal y mineral; descartando definitivamente el enfoque consumista en la utilización de los recursos naturales.

 

 

Tercer bloque: Intangibles histórico sociales que sirven de molde a la sociedad.

Incluye: 6. Cultura; 7. Espiritualidad

En cada época y en toda civilización existe un peculiar sustrato mental en el que se hunden las raíces de las ciencias y de las artes. Ese sustrato es la estructura de presupuestos epocales y culturales en que se funda toda “imagen del mundo” y donde se plasman los modelos profundos de las sociedades.

A partir de los objetos producidos, de las obras de arte o arquitectónicas, de las formas de pensamiento, de las ciencias y de las creencias religiosas y sociales se puede intuir una suerte de imagen del mundo que, aunque no se perciba, condiciona fuertemente toda la producción científica y artística de una época o una civilización.

Para llegar a ese sustrato es necesario hablar de dos elementos fundamentales: la Cultura y la Espiritualidad.

Si decimos “cultura”, no nos estamos refiriendo al folklore y a la acumulación de nociones históricas relativas a un área geográfica, sino más bien a ese complejo de creencias, hábitos sociales, sistemas de relaciones y formas de vivir de un pueblo o un grupo de pueblos. La Cultura entonces, en sentido amplio, constituye los fundamentos que dan dirección a las acciones humanas y permiten vislumbrar el futuro de una sociedad. Si una sociedad tuviese como base una cultura de la violencia, por ejemplo, no sería difícil, por la experiencia histórica acumulada, vislumbrar su destino. Por otra parte, si se instalase desde hoy en adelante la Cultura de la Noviolencia, sería posible repensar enteramente las estructuras mismas de esa sociedad: la Noviolencia como actitud profunda y como forma de pensar y ver al mundo.

Por otra parte, no es eludible el gran tema de la Espiritualidad, siempre presente en la historia humana, ya que se sigue expresando en múltiples formas en todas las sociedades. No estamos pensando sólo a la espiritualidad de las religiones institucionales y reconocidas, sino más bien en una “corriente” difusa que se expresa en nuevas aspiraciones y una nueva forma de tratarse a uno mismo y a los demás. Una Espiritualidad que se funda, más que en una liturgia externa, en una experiencia interna y profunda de lo Sagrado.

La imagen del mundo en que se basará la nueva Civilización planetaria será por cierto la síntesis de los elementos más progresivos de cada una de las distintas civilizaciones actuales del planeta.

Por otra parte, creemos imprescindible en este difícil momento histórico, poner de relieve el tema de la Noviolencia en el ámbito de la Cultura y del contacto con los Espacios Profundos en el ámbito de la Espiritualidad, para que se puedan poner los fundamentos esenciales de la Nación Humana Universal que ya se vislumbra.

 

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